Me detuve, mi cabeza se detuvo también, observé el paisaje: nenes corriendo, gente apurada, personas felices, personas tristes, árboles, casas de colores, casas grises y de repente, abajo ... mis pies. Arriba, el cielo. Pensé y traté de recordar algunos momentos que viví hasta el presente, me di cuenta de como crecí como persona, como aprendí de cada error y como cada momento malo se convirtió en bueno con el correr del tiempo. Sí, me siento bien conmigo al saber que tengo la capacidad de seguir adelante. Hoy puedo reírme y mirar con gracia lo que ya pasó, simplemente por eso, porque ya pasó.
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